Amada por muchos y odiada por otros, la cebolla es uno de los ingredientes imprescindibles de la dieta mediterránea y un alimento básico en la mayoría de los hogares españoles. Existen muchos tipos de cebolla, pero todas tienen algo en común: su principal ventaja es que consigue condimentar cualquier plato, en cualquiera de sus versiones.

¿Podrías enumerar todos los tipos de cebolla que conoces y sus modos de preparación? Cruda, frita, cocida, encurtida, caramelizada… Amarilla, perla, chalota, morada, francesa… Todas ellas poseen numerosas propiedades y beneficios saludables como su efecto antioxidante, antiinflamatorio y antimicrobiano.

Aunque las más comunes son la cebolla blanca y la amarilla, en el supermercado podemos encontrar numerosos tipos de cebolla. ¡Descubre todas sus variedades y sus diferentes usos en la cocina!

Cebolla amarilla. Es la más común. Se caracteriza por tener una piel gruesa de color marrón anaranjado y una pulpa de color blanco. Aunque nos sirve para cualquier elaboración, es la más recomendada para freír, saltear, rehogar, asar o caramelizar. Por el contrario, no es la mejor opción para comer cruda, debido a su toque picante.

Cebolla blanca. Tiene un sabor más fuerte, son de mayor tamaño que otras variedades y su piel es más fina. Su textura crujiente la hace perfecta para freír (aros de cebolla) o incluir en salteados (wok).

Cebolla morada. Como su nombre indica, se reconoce por su color morado, aportando un toque de color a tus platos. Proviene de Italia y es una de las variedades más valoradas por los expertos en gastronomía debido a su dulce sabor y textura suave. Por ello, se recomienda usar en crudo (ensaladas) o encurtida.

Cebolla perla. Está más emparentada con el puerro que con la cebolla. De menor tamaño, tiene un sabor dulce y, aunque puede encontrarse en diversos colores, la más típica es la blanca con cierto brillo plateado. Es un poco difícil quitarles la piel y pueden ser usadas en cremas, guisos o asados.

Chalota. Un clásico de la cocina francesa. Se trata de pequeños bulbos alargados, cuyos colores van del blanco al morado. Son muy aromáticas y tienen un sabor suave, con matices dulces y picantes, ideales para guisos y salsas. También pueden consumirse en ensaladas o como acompañantes de carnes y pescados.

Cebolleta. La cebolleta es el tallo tierno de la cebolla común seca. Su color es blanco y conserva los tallos verdes, tiernos y frescos. Con un sabor más suave que las cebollas secas, son perfectas para comer en crudo o incluir en sofritos.

Cebollita francesa o ‘cippolini’. Son bulbos de menor tamaño, redondos y ligeramente achatados. De piel dorada y pulpa blanca, destacan por su aroma dulce y delicado. Son perfectas para servir como guarnición (cocidas, glaseadas o asadas). Al igual que las cebollas perla, el mayor problema de este tipo de cebollas es pelarlas. Un consejo: mételas en agua caliente para retirar fácilmente la piel.

Cebollino. Se usa como hierba aromática. Debido a su sabor suave y textura crujiente, es una de las verduras que más se utilizan para la decoración de platos.

Como podemos observar, hay tipos de cebolla para todos los gustos. Con estos consejos, la próxima vez que vayas al supermercado podrás experimentar y sacar todo el potencial de las diferentes variedades.