El pollo asado o el pollo al horno es uno de esos platos típicos y clásicos de cualquier cocina que reúnen a toda la familia en torno a la mesa y que gustan a todo el mundo. Un menú que nos asegura salir airosos de cualquier situación.
Pero ojo, aunque preparar un pollo asado parece una tarea fácil, lo cierto es que hay una serie de detalles que harán que la piel quede crujiente, la pechuga jugosa y la carne asada de forma uniforme y sabrosa. Te explicamos los errores que más solemos cometer y te contamos algunos trucos para cocinar el plato dominical por excelencia. ¡Conseguirás un plato riquísimo con el que conquistarás a todos tus comensales!
- Selección del pollo
El pollo, como todas las carnes precisa de una cuidadosa elección. Se debe empezar por elegir un pollo de un tamaño adecuado: no debe pesar más 2 de kilos. Pues, si utilizas uno muy pequeño quedará seco y si utilizas uno muy grande puede que no se cocine bien. Además, es recomendable comprar un pollo limpio y asarlo entero, sin trocear.
- Descongelarlo a temperatura ambiente
No vale con sacar el pollo de la nevera 5 minutos antes de cocinar. Hay que sacarlo de la nevera mínimo 3 horas antes. La transición de la temperatura será mucho más progresiva al cocinarlo y la carne nos quedará mucho más tierna. La mejor manera de descongelar la carne es introducirla en una bolsa de cocina sellada y sumergirla en agua fría que cambiaremos a medida que se vaya calentando.
- Cocinar a una temperatura entre 180 y 200 grados
Las prisas en la cocina nunca son buenas. Poner el horno a la máxima potencia sólo conseguirá que la carne se quede seca. Se recomienda poner el pollo a 180 grados y dejar que se vaya cocinando a su ritmo. El tiempo de horneado del pollo varía dependiendo de su peso. Por cada kilo de pollo debes hornear unos 45 minutos. Si usas un pollo de 2 kilos, deberás hornearlo, por tanto, durante 90 minutos.
- Asarlo de manera uniforme
Para que el pollo quede asado de manera uniforme, se debe darle la vuelta cada 15 o 20 minutos. La posición del pollo en la bandeja también es importante. Primero, se asa con la pechuga boca abajo y después le damos la vuelta. De esta forma, se conseguirá que quede más jugosa al desplazarse por propia gravedad la grasa y los jugos de la carne hacia esta parte, habitualmente más seca.
- El aderezo
Sal y pimienta es suficiente para que el pollo quede en su punto. Es importante salpimentar también el interior, porque ese aderezo irá directamente a la carne. Por ello, se recomienda salpimentarlo un día antes. Un truco muy fácil para el que sólo se necesita un poco de previsión.
- Frumen al limón
No se fríe, se cocina al horno, es limpio, bajo en grasas, sano y está buenísimo. Espolvorea un poco de pan rallado Frumen al Limón para darle un toque de sabor y obtener una textura más crujiente. Si todavía quieres que tenga más sabor a limón, un consejo típico de abuelas es introducir medio limón en el interior del pollo para que lo hidrate y coja sabor.
- Mantequilla bajo la piel
Otro truco muy extendido consiste en colocar un poco de mantequilla aromatizada entre la piel del pollo y la carne. De esta forma, cuando se derrita, la carne quede jugosa, evitando que algunos trozos, más propensos a quedarse secos, como la pechuga, queden mucho más tiernos.
- Hornear el pollo atado
Aunque puede resultar más estético, puesto que los muslos y las alas quedan pegadas al cuerpo, esta práctica impide que se cocinen correctamente algunas partes, como la cara interior de los muslos. ¡Mejor que lo prepares sin atar!
- La técnica del trinchado
Después de todo el trabajo, cortar y servir mal el pollo es un pecado. Primero, cortamos los cuartos traseros. Después, hacemos lo mismo con las alitas. Por último, cortamos la pechuga hacienda un corte en el centro buscamdo el esternón y vamos rebañando y cortando con el cuchillo pegado al hueso. Siempre quedará algo de carne que nos puede servir para hacer unas croquetas.
- Servir inmediatamente después de cocinarlo.
Es aconsejable dejar reposar el pollo 5-10 minutos antes de servir para que los jugos se mezclen y el pollo quede más tierno y jugoso.
¡Pon en práctica estos consejos y lograrás un pollo asado perfecto!
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