Autobuses, camiones, casas particulares, terrazas, sótanos, jardines escondidos, barcos, trenes, contenedores, plazas… Cualquier espacio puede acoger un restaurante pop-up, la última tendencia gastronómica que nace para hacer frente a la crisis. Y es que en tiempos difíciles, hay que reinventarse y echarle mucha imaginación a la hora de captar nuevos clientes. Así, jugando con el factor sorpresa, los restaurantes pop-up aparecen inesperadamente en recónditos lugares. De una forma temporal, ofrecen una experiencia irrepetible e inolvidable.

La idea surgió hace unos años en Londres y Nueva York, donde nuevos diseñadores y chefs buscaban alternativas para dar a conocer su trabajo. Estos, buscaban la manera de difundir sus obras, ahorrándose costes fijos como el alquiler de espacios. Gingerline es el mejor ejemplo de este tipo de experiencia gastronómada, que destaca por la organización de cenas en lugares tan insólitos como escondites secretos de la línea de metro East End. A partir de ahí, se abrió la veda para una moda a la que no tardarían en apuntarse chefs y restaurantes de la más alta cocina.

Otro gran ejemplo es Dinner in the Sky. Su instalación consiste en una mesa voladora sujeta por el brazo de una potente grúa a 45 metros de altura. Con unos precios astronómicos, los comensales (entre los que figuran celebridades y miembros de la aristocracia) han podido disfrutar de las vistas de la catedral del Duomo (Milán), la playa de Copacabana (Río de Janeiro) o la Marina (Dubai), entre otros muchos parajes. Los cocineros de este restaurante son chefs de alto nivel con una, o incluso varias, estrellas Michelin como Anthony Sedlak o Paco Roncero.

En España, la moda de los restaurantes efímeros también viene pisando fuerte. Nuno Mendes fue uno de los primeros impulsores de esta tendencia. A falta de local propio, comenzó a convocar cenas en su casa a las que cada mes invitaba a un chef diferente.  The Loft Project (hoy en día cerrado), tuvo tanto éxito que acabó recorriendo diferentes países como Berlín, Múnich o Melbourne. En Madrid,por ejemplo, Hypothetic Organic Restaurant, invita a los comensales a cenas clandestinas en los lugares más insólitos de la capital: desde una capilla hasta un silo en las afueras de la ciudad.

El éxito de estas experiencias reside en la exclusividad. Son muchas las personas que se sienten especialmente atraídas por las ediciones limitadas, donde el “solo por unos días” produce una necesidad de consumo inmediato. Además, al tratarse de proyectos que van cambiando de lugar, y en algunos casos de staff, generan tal expectativa y curiosidad que suelen agotar sus reservas en cuanto son anunciados. ¿Preparados para acudir al próximo restaurante ‘POP UP’?