Los chefs o jefes de cocina también llevan a cabo tareas fuera de los fogones como por ejemplo hacer la carta. Es cierto que el responsable del restaurante tiene un papel fundamental en la elaboración de la carta pero probablemente sea el jefe de cocina quien tenga la última palabra. Al fin y al cabo, es él quien trabajará diariamente con ella.
La premisa número uno para elaborar un menú es la sencillez. Intenta aplicar la regla de las 3 “C”: claro, conciso y concreto. El objetivo es guiar al cliente en la elección de su menú y agilizar el proceso para que en cuestión de segundos se le haga la boca agua.
Lo habitual es que una buena carta no tenga una infinidad de platos, sino pocos -eso sí- muy especiales y riquísimos. Para facilitar la lectura, una buena maquetación es importante. Distribuye la información de forma atractiva ayudándote de los colores de la marca o de su imagen corporativa. Otro recurso a tener en cuenta en la maquetación son las fotografías. Las fotos no sólo ayudan al cliente a hacerse una idea del plato final, también son capaces de comunicar sensaciones, generar deseo y apetito.
Organiza el contenido de forma lógica, bien por el orden en que se sirven los platos; entrantes, primeros, segundos y postres, bien por el tipo de plato; carnes, pescados, arroces, etc. Hay muchas formas de ordenar la carta, sólo tienes que encontrar aquella que mejor se adapte a tu concepto de restaurante y hacerlo de forma clara.
Te recomendamos, además, que seas concreto y des información sobre alergias alimenticias, comida vegetariana o comidas especiales para niños. También puedes añadir un apartado de sugerencias para poner todas las recetas de temporada o recetas especiales. Toda esta información le dará valor a tu menú ya que los comensales con intolerancias o con gustos especiales localizarán más rápidamente lo que desean comer.
A la hora de indicar los precios en España es obligatorio incluir el IVA. Intenta que sean variados y acordes a la cantidad y calidad. Es habitual dar la opción de “media ración” para ofertar platos más económicos.
Por último, es importante ser flexibles y estar abiertos al cambio. Una vez hayamos producido nuestra carta conviene testarla entre los clientes. El maître y los camareros son quienes mejor pueden valorar su efectividad ya que están en contacto directo con ella y la clientela. Si algo da lugar a error o genera frustración, cámbialo en cuanto tengas oportunidad. Y, al revés, si algo gusta especialmente es prioritario tenerlo en cuenta para incluirlo en futuras versiones. En este sentido, te recomendamos que el formato del menú sea fácilmente modificable. Por ejemplo, usando afiches sueltos que puedan sacarse de la carta y volverse a imprimir. ¡Este formato también es muy útil para incluir novedades! Recuerda: el menú es la carta de presentación de tu restaurante, mima su elaboración.
esto me ayudo mucho para la carrera que estoy haciendo
¡Nos alegramos mucho, Adriana!