El risotto es una de las formas de comer arroz más común en Italia. Se trata de un plato muy socorrido y sin demasiada complejidad que puede servirse como entrante, como plato principal e incluso como un delicioso postre. El risotto es así de versátil y casa con cualquier ingrediente que le queramos añadir (trufa, setas, jamón serrano, alcachofas, pulpo, langostinos…). El secreto está en el punto de melosidad, debe quedar cremoso y a la vez bien cocinado. Para ello el tipo de arroz es muy importante.

Hoy os dejamos esta receta de risotto de calabaza y parmesano. ¡Una combinación de sabores que seguro os sorprenderán!

 

Ingredientes:

300 gr. de arroz para risotto

Queso parmesano rallado (al gusto)

1 vaso de vino blanco

180 gr. de calabaza pelada y sin pipas

1 litro de caldo de verduras

1 cebolleta grande

1 cucharada sopera de mantequilla

Pan rallado Frumen (cuatro o cinco cucharadas soperas)

Aceite de oliva virgen extra

Sal

 

Elaboración del risotto de calabaza y parmesano:

Comenzamos pelando y picando la calabaza en dados muy pequeños. Asimismo, cortamos la cebolleta lo más fina posible.

En una cacerola, no muy alta, añadimos dos cucharadas de aceite de oliva y una de mantequilla. Agregamos los dados de calabaza y la cebolleta y dejamos pochar a fuego medio. Añadimos un poco de pan rallado para obtener un toque crujiente y dar más espesor al plato.

A continuación, añadimos el arroz y lo rehogamos con el resto de ingredientes. Añadimos el vino blanco y lo dejamos reducir a fuego medio para que el alcohol se evapore. Luego, añadimos dos cazos de caldo de verduras (previamente calentado) y removemos. Iremos añadiendo más cazos de caldo a medida que el arroz lo vaya absorbiendo, sin dejar de remover.

Probamos y rectificamos el punto de sal, si es necesario. Cuando el arroz esté al dente, lo retiramos del fuego y añadimos el queso parmesano. Hay que removerlo muy bien para que el queso se deshaga y se integre con el resto de ingredientes.

Por último, emplatamos y servimos para degustar de inmediato, de lo contrario pasará de tener una textura cremosa a una apelmazada. Si queremos hacer más bonito el plato, podemos decorarlo con unas láminas de calabaza cocida y unas lascas de queso parmesano.

¡Bon appetit!