Ya hace algunos años que la ciencia y la gastronomía se dieron la mano en la cocina. Químicos e ingenieros de alimentos investigan incansablemente para darle una vuelta de tuerca más a la materia, tanto en su estado como en su cocción y… vaya si lo consiguen. La olla a depresión es una muestra de su empeño.

La olla a depresión, conocida por muchos por el nombre que le dieron sus desarrolladores: Gastrovac, es una olla que cocina lentamente, creando una atmósfera artificial de baja presión y ausencia de oxígeno, que consigue reducir la temperatura de cocción, respetando al máximo la textura, el color y los nutrientes originales de los alimentos.

Uno de sus principales valores es que permite una cocción lenta a una temperatura que nunca supera los 65ºC, mimando los alimentos mientras los cocina.

La impregnación, pan comido para la olla a depresión

La olla a depresión ofrece la posibilidad de cocinar en vacío y por tanto es la aliada perfecta para alimentos que requieran impregnarse de algún líquido.

Dentro de ella, durante la cocción, se da el efecto esponja, cuando la materia sólida absorbe el líquido de su alrededor mediante sus poros hasta transformarse en, por ejemplo, unas ricas uvas al cava perfectas para un rape o un pepino en zumo de lima para un pil pil, un ceviche o cualquier receta cítrica que admita esta impregnación.

Ah y algo muy importante, a diferencia de las ya tradicionales ollas a presión, ésta no tiene peligro de explosión, sino de implosión. Así que tranquilidad porque su uso no conlleva ningún peligro.