Seguro que más de una vez has cocinado una receta espectacular, como estas empanadas colombianas,y te has quedado pensando: “bueno, ¿y ahora qué le pongo para darle el toque final?”. No te preocupes, porque en Frumen tenemos soluciones para todo y vamos a enseñarte a preparar una increíble salsa de pan para cualquier comida que tengas en el tintero.
Esta receta británica puede verse en platos tan variados como el típico pavo de Acción de Gracias o una buena lubina al horno. El secreto está en medir bien los ingredientes y mezclarlos con mucho mimo para que te quede una receta que haría que tu abuela estuviera orgullosa de ti.
Abre bien los ojos y presta atención, porque una de las primeras decisiones que deberás tomar es cómo de espesa la quieres. ¿Te gusta que esté bien para poner sobre unas tostadas, o prefieres que esté líquida para mojar tu comida en ella?
Ingredientes
- 300 gramos de leche
- Pan rallado Frumen natural
- 1 cebolla pequeña
- 5-6 clavos de olor
- 1 hoja de laurel
- 6 bayas de pimienta negra
- 1 trocito de macis (o nuez moscada rallada)
- 80 gramos de pan rallado fresco (puedes hacerlo con pan de molde sin corteza)
- 60 gramos de nata (crema de leche)
- 1 c/p de mantequilla
- Sal al gusto
- Pimienta negra recién molida
Elaboración
El primer paso para darle sabor a la salsa de pan es pelar la cebolla, cortándola por la mitad y pinchando los clavos en ella con el laurel, el macis y las bayas de pimienta. Incorpora la leche y ponla a calentar. Cuando rompa a hervir, retírala del fuego y tapa el cazo, deja infusionar durante una hora aproximadamente, aunque también puedes reducir este tiempo a media hora si lo prefieres.
Cuela la leche y retira así la cebolla, el laurel, la pimienta y el macis y vuelve a ponerla en el cazo. Añade el pan rallado fresco y la nata, cociendo durante 6-7 minutos o hasta que la salsa empiece a espesar.
A continuación llega un momento delicado. Tienes que retirar el cazo del fuego y probar la salsa, echándole sal y pimienta al gusto. Añade la cucharada de mantequilla y con ello ya podrás mezclar y reservar en caliente hasta el momento de servir.
Si preparas la salsa de pan con antelación, cuando esté hecha deja la mantequilla en la superficie, de la misma forma que haces cuando preparas la bechamel, y cúbrela con film transparente entrando en contacto para evitar que se forme una película.
En el caso de que te hayas quedado corto con la infusión de la leche y las especias, puedes dejar reposar con la cebolla y los clavos, incluso con el laurel, y retirarlo antes de volver a calentar la salsa. Eso sí, cuando debas volver a calentar la salsa de pan hazlo a fuego suave o al baño maría.
¡Y ya está! Disfruta de tu salsa de pan poniéndola en una salsera al centro, para que cada uno se eche cuanto guste, o distribúyelo encima de la comida para que los comensales le encuentren un buen sabor desde el principio. ¡Que aproveche!
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