Dicen que en Japón, el país del sol naciente, se cocina una gastronomía digna de un emperador. No es para menos, porque si tenemos en cuenta platos como el pollo al limón con panko o la sushi burger de pollo tenemos un menú que bien podría servirse en la mesa de la realeza. Hoy vamos a darte otra opción deliciosa para tus comidas: el pollo con salsa de soja.

 

El origen de esta planta se remonta a la China milenaria, hace 3.000 años. Los orientales descubrieron enseguida que podían convertirlo en semillas cocidas, harina, tofu o incluso en una deliciosa bebida nutritiva, así que no tardaron en llevarlo por todo el continente y comerciarlo con los occidentales.

 

Prepárate, porque vamos a enseñarte cómo cocinar el pollo con salsa de soja para que tengas un plato perfecto para enamorar a pequeños y mayores en casa. Deja que todo el sabor oriental entre en tu paladar y sigue estos pasos:

 

Ingredientes

  • 600 g de solomillos de pollo
  • 5 cucharadas de salsa de soja
  • 1 cucharadita de azúcar
  • 2 claras de huevo
  • Un poco de pan rallado Frumen Crujiente
  • Aceite de girasol
  • 10 cucharadas de salsa de soja Kikkoman
  • La ralladura de una naranja
  • 20 g de ajo
  • 40 g de jengibre
  • 80 g puerro
  • 75 ml de vinagre de manzana
  • 25 ml de aceite de sésamo
  • Un poco de pimienta negra recién molida
  • Unas hojas de cilantro fresco y germinados de cebolla

Elaboración

Para empezar esta exquisita receta saca los solomillos de pollo del envase, límpialos y sécalos muy bien. Es importante que los dejes respirar al menos 5 minutos antes de cocinarlos.

Resérvalos en un recipiente hermético, en el que vas a añadir la soja y el azúcar. Deja reposar unos 10 minutos, retira los solomillos de la salsa y ponlos a secar. Separa las claras de las yemas, guardándolas para otra receta, y bate ligeramente las claras con un tenedor.

Ahora ya lo tienes todo listo para el momento clave: ¡añadir el pan rallado Frumen Crujiente! Primero pasa los solomillos macerados por la clara del huevo y después por el pan, de forma que queden bien cubiertos por arriba y por abajo.

En una sartén, añade aceite de girasol (también puedes utilizar el de oliva), friéndolos cuando esté bien caliente y asegurándote de que están hechos por dentro. Esto dependerá del grosor de los solomillos, así que es posible que necesites tenerlos un poco más en el líquido para que se hagan. Ahora retíralos y resérvalos, porque vamos a ponernos a full con la salsa.

Para que te quede bien aromática, solo tienes que juntar todos los ingredientes en un bote de cristal, rallando la piel de naranja en el interior. A continuación pela los dientes de ajo y quita el centro, la parte del tallo, picando muy finito para que se junte bien con la salsa. Ralla el jengibre fresco, vierte el aceite de sésamo y el vinagre de manzana dentro del bote y asegúrate de que quede todo bien mezclado.

Para terminar, puedes añadir el puerro, lo que aportará sabor, textura y aroma a la salsa. Lo mejor es que retires la parte inferior o raíz, guardando las hojas para un futuro caldo de verduras y el tallo para un sofrito. Ahora pasa el puerro por agua para limpiarlo y córtalo en dos mitades, troceando en trozos muy pequeños y añadiendo la salsa de soja.

Como paso final solo tienes que montar el plato. ¡Voilà! Ya tienes todo lo que necesitas para servir tu pollo crujiente con salsa de soja en la mesa, de forma que los comensales se queden con la boca abierta y los niños te pidan más para otros días. ¡Que aproveche!