En Frumen somos conscientes del tamaño de nuestra huella. Concretamente de la de nuestra industria y la de todas las que fabricamos productos de primera necesidad. Por eso la producción se dimensiona con una responsabilidad en la que interviene la importancia del presente y el deseo de un futuro mejor. Fabricamos con el compromiso de impactar lo mínimo para procurar el máximo.
La sostenibilidad es un equilibrio difícil, pero para eso está la innovación, para gestionar procesos que mejoran la fabricación y hacer el pan cada día con el compromiso de que nuestra huella sea inapreciable.
Un futuro mejor pasa por una responsabilidad mayor
Todos nuestros desarrollos tienen la vista puesta en el futuro. Producimos bajo la demanda de hoy, pero comprometidos con el planeta de mañana.
Una marca como Frumen, que produce pan rallado de alta calidad y ofrece una materia prima única en el mercado, tiene que ser tan exigente con lo que hace como con cómo lo hace.
Así conseguimos reducir el consumo energético y recuperamos calor
Un menor consumo energético específico de la fábrica no solo aumenta su competitividad también es más sostenible con el planeta, gracias a un mejor aprovechamiento de los recursos y la reducción de las emisiones contaminantes. Nuestro sistema de producción sostenible nos permite recuperar el calor de los hornos para invertirlo en otros procesos de producción. El aprovechamiento de los recursos es un mantra en el mundo empresarial y en Frumen creemos que lo importante es darse cuenta de que la optimización no solamente repercute sobre las ganancias económicas sino también sobre las sociales.
La flota de nuestros comerciales, son todos coches híbridos, por lo que conseguimos que, en el desarrollo de su trabajo no contaminen.
El alumbrado, tanto interior como exterior, de nuestras instalaciones también ha sido actualizado y adaptado, a leds de bajo consumo.
Y también reciclamos residuos
El reciclaje es otro de los pilares de la marca. En Frumen se reciclan todos los residuos que se generan en la producción de nuestro pan rallado como son el aceite, los cartones, los plásticos y las maderas… Gracias a la recogida organizada de Ecoembes, se pueden clasificar los desperdicios, dando una segunda vida a los materiales que ya no se necesitan.
Asimismo, el 98% de los packagings para consumidor final son reciclables, lo que supone más de 8.500.000 de envases en 2019. Por su parte, los sacos utilizados para horeca y la industria de la alimentación son de papel, material 100% reciclable y las cajas están hechas de papel 100% reciclado.
“El futuro será ecológico, responsable y sostenible, o no será. Como individuos y como empresa, somos los responsables del mañana y está en nuestra mano la posibilidad de construir un futuro mejor para todos. En Frumen tenemos claro que el camino a seguir tiene mucho que ver con respetar el planeta para seguir viviendo en él, concluye Cristina Expósito, CEO de Frumen.
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