No son momentos para sacar músculo empresarial ni para presumir de circunstancia. Pero sería injusto que en Frumen no pusiéramos en valor la responsabilidad de un equipo que se ha dejado la piel en estos días para que la vida continuara. Con los pies puestos en el presente y con el pan encima de la mesa.

Han sido días de pérdidas y también de agallas. De asumir y de replantear, del derecho y del revés, todo lo que sabemos hacer. Y todo, absolutamente todo, se lo debemos a nuestro equipo que, como siempre, nos ha ofrecido su mejor versión: 50 personas que con su impecable trabajo han dicho #EstoNoTieneQueParar.

¿Qué hemos hecho nosotros para estar a su altura? Para que esto no pare y que revierta sobre la sociedad

Somos una empresa de alimentación esencial y nuestra responsabilidad era permanecer abiertos y en producción, pero también era proteger a nuestros empleados, garantizar su seguridad en el trabajo y tratar de salvar el bache económico, cumpliendo también con nuestros contratos. Nada de ERTES ni ERES. Ellos estuvieron siempre, ahora nos tocaba a nosotros abrir bien los brazos y confinarnos juntos en la esperanza.

No podemos negar que el golpe ha dolido y que, además del sobrecoste que generan los cambios de producción, las ventas reflejan la realidad del canal horeca y de una buena parte de la industria de la alimentación como los caterings, los comedores o los restaurantes, que están sufriendo como los que más. Pero nuestra responsabilidad es la de una madre con su familia, cuidando de su pequeña prole, que bien puede considerarse una porción de la sociedad.

Corporativamente hemos puesto la mirada en mercados internacionales -cercanos y lejanos- donde nuestro día a día no nos permitía llegar en un contexto de cotidianeidad. Dicen que de las crisis nacen oportunidades, solo hay que abrir bien los ojos y manejar bien los tiempos de la oportunidad.

No hemos hecho nada nuevo. Básicamente lo de siempre, llevar el pan allá donde lo necesitan: nuevos mercados como Marruecos o Pakistán; clientes consolidados que han continuado como han podido y con quienes nos hemos dejado la piel para estar más a la altura que nunca; y nuestra gente, las 50 familias que conforman Frumen.

Nuestra Responsabilidad Social Corporativa después del COVID empieza donde comienzan las necesidades de los nuestros, porque esto es una cadena. Nosotros cuidamos de ellos y ellos a su vez cuidan de los suyos, y como #EstoNoTieneQueParar llegará hasta el último lugar del planeta donde, si hemos hecho bien las cosas, la rueda volverá a comenzar.