Nadie muere mientras vive en el recuerdo de quienes le vivieron. Y en el caso de Leoncio Expósito Hernández, fundador de esta casa, su memoria es tan grande que deja como legado la ilusión con la que emprendía cada proyecto personal y laboral, la vanguardia con la que miraba al futuro y el esfuerzo con el que posicionó a Frumen en el lugar que ocupa hoy.
Este jueves Leoncio Expósito Hernández ha emprendido su último viaje y no podemos negar que nos deja huérfanos de padre. Un padre visionario y pionero en la fabricación de pan rallado español que en 1977 fundó la empresa Desarrollos Alimentarios S.A. en Azuqueca de Henares (Guadalajara) y después Catespan en Rubí (Barcelona). Ambas con una idea original que resultó ser un éxito: la industrialización del pan rallado, que se fabricaba de forma casera para después rallarlo y obtener un alimento de gran calidad.
Afortunadamente la innovación de la que él nos contagió se queda entre nosotros, también su valentía, generosidad y sentido del humor. Después de una vida plena, habiéndolo dado todo, se va ligero de equipaje y lleno de todo el amor y el reconocimiento de quien le acompañó en cada fase, en cada escalón, en cada momento importante.
Leoncio Expósito Hernández apostó por sumar tecnología y seguridad a la fabricación del pan, siempre bajo un estricto control de los procesos y con la máxima calidad, anticipándose a las necesidades del sector del precocinado y atendiendo a las exigencias de la cocina doméstica tradicional y moderna. Era un hombre del futuro. Un emprendedor contemporáneo en cada década, en cada mercado.
Hoy hay un emprendedor más en el cielo. Se marcha nuestro Presidente de Honor y nuestro mentor, pero no sin antes haber dado el máximo. Buen viaje y hasta siempre.
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