Dinos cuál es, para ti, la receta de tu infancia que nunca podrás olvidar, esa que disfrutabas mientras estabas en casa de tus abuelos con tu familia por las tardes de otoño. La nuestra es una muy tradicional que nos ha dado cientos de alegrías: las galletas de pan, almendra y chocolate.
La gran virtud de esta receta es que si subes un poco más las cantidades puedes hacer muchas más para guardar en tarros y tener de reserva para cuando vengan tus invitados. Y lo bien que queda sacarlas a la mesa con los tés o los cafés, las sonrisas que despierta… ¡eso sí que es inolvidable!
Vamos a ver cómo puedes preparar este gran plato, que llenará de amor tus postres y tus meriendas. ¡Vamos a ello!
Ingredientes
- 70 g. azúcar
- 90 g. mantequilla
- 1 huevo
- 150 g. pan rallado Frumen Natural
- 45 g. harina de repostería
- 2 g. levadura química
- 25 g. almendras molidas
- 25 g. almendras picadas
- 2 cucharaditas de nata
- 50 g. chocolate blanco picado
- Unas cucharaditas de leche
- Azúcar granulado
Elaboración
La receta empieza por todo lo alto: ¡pasándolo en bomba mezclando los ingredientes! Para ello, puedes llamar a tu pareja o a tus niños, eso sí, respetando las cantidades para que luego no te salga demasiado azucarado.
En un bol, bate la mantequilla con el azúcar. Cuando la mezcla sea cremosa, agrega el huevo y sigue batiendo con las varillas hasta integrarlo por completo. Incorpora a continuación el pan rallado Frumen Natural y la almendra molida y mezcla con una cuchara de palo, ligeramente.
A continuación agrega la harina y la levadura, tamizadas, y amasa con las manos hasta formar una bola no compacta. Después tienes que añadir una o dos cucharaditas de nata, las necesarias para que puedas conseguir una masa unida y compacta cuando lo amases.
Finalmente incorpora la almendra picada y el chocolate picado y mezcla con las manos poco a poco. Ten cuidado, porque si lo amasas demasiado el chocolate se derretirá y eso podría afectar al resultado final de tu receta.
Coloca la masa sobre papel film y dale forma. Las galletas tradicionales son redondas, pero si quieres hacerlas en forma de cuadrado, triangulares o con una forma personalizada también puedes. Déjate llevar por tu imaginación y piensa cómo te gustaría que lo disfrutaran tus comensales.
Cuando te hayas decidido, conserva en el frigorífico al menos durante una hora. Una vez estén fijas, sácalas del frigorífico y pincélalas con leche. A continuación rebózalas en azúcar granulado presionando para que se adhiera, cortando las galletas al grosor que más te guste.
¡Ya están listas para servir! Con este platazo, lo tendrás todo listo para conquistar el paladar de tus tíos, de tus hermanos o de cualquier persona que venga a casa a visitarte. Y si además quieres alternativas para presentarles en días distintos, siempre puedes optar por esta exquisita tarta de limón y galleta o este pastel griego de nueces. ¡Qué rico está todo!
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