Cenar a ciegas se ha convertido en una tendencia en alza a la que se han sumado una multitud de restaurantes en toda Europa, ofreciendo a los comensales la experiencia de cenar completamente a oscuras, siendo guiados únicamente por personas invidentes.

Seguro que has escuchado miles de veces eso de que las personas comemos con los ojos. Basta tan solo, con observar un plato de comida para que nuestra voracidad se ponga en marcha, con lo cual, no es de extrañar que algunas comidas parezcan auténticas obras de arte. Pero ¿qué ocurre cuando nos privan del sentido de la vista?

Experiencia culinaria y sensorial

Por extraño que parezca, cenar sin el sentido de la vista se convierte en una auténtica experiencia sensorial. Al omitir uno de los 5 sentidos, el resto se potencia. Por lo que, en lugar de limitar la experiencia, la completa.

Cenar a ciegas nos permite estimular los sentidos, concentrarnos y percibir todos los matices y sabores de los alimentos y bebidas, así como, advertir sensaciones que de otra forma podrían pasar desapercibidas. Además, tratar de descubrir qué estamos comiendo, intentando asociar los alimentos a sabores y olores conocidos puede ser muy divertido.

Experiencia humana

Otro de los beneficios que nos ofrece esta experiencia es la de desarrollar más intensamente nuestras aptitudes comunicativas. Cenar a ciegas supone despreocuparnos de los clichés, de nuestra imagen o de los gestos de nuestro acompañante, para centrarnos en disfrutar de la comida y la espontaneidad de la conversación.

Ahora bien, seguro que te estás preguntando, ¿cómo se cena en este restaurante?

El formato puede variar dependiendo del establecimiento, pero la idea es la misma: que no se vea absolutamente nada. Para ello, algunos locales se encuentran completamente a oscuras y, en otros, estás obligado a cenar con una venda en los ojos.

Al principio puede parecer costoso, pero, poco a poco, los comensales van adquiriendo técnicas para cenar con mayor facilidad, no tirar la bebida, tratar de mancharse lo menos posible… Como en la vida real, todo requiere adaptación.

¿Y si tengo que ir al baño? No hay problema. Será también el personal de sala el que nos acompañará para que no corramos el riesgo de tropezar. Los comensales quedan a la merced de los responsables de sala, que suelen ser, como ya hemos dicho, invidentes. Se forma así una relación de confianza entre las dos personas y se incrementa la sensibilización ante la capacidad de estas personas para llevar a cabo cualquier profesión y tarea.

Dans Le Noir? Fue uno de los restaurantes pioneros en introducir esta tendencia en España, pero, cada vez son más los establecimientos que se suman a esta experiencia, por lo que, seguro que encuentras alguno próximo a tu residencia. ¿Te atreves a probarlo?